Un nuevo hermano
En un pueblo llamado Superhaman, vivía un ciervo, un burro.
El ciervo era alto, flaco y muy parlanchín mientras que el burro era grande, gordo y silencioso. El ciervo y el burro eran hermanos.
Un día, estaban los dos jugando en su casa jugando al parchís y estaban discutiendo y una voz se oye en la calle. Un perro no paraba de hablar, bueno, a ladrar. Ese perro era uno de los menos peligrosos porque no paraba de ladrar. Ese perro tenía o era blanco y negro, un dálmata, los ojos los tenía de color negro y una nariz requetepequeña, una boca muy bien dibujada y los dientes muy pequeños, era un pequeño cachorro. El ciervo tenía mucho miedo a los perros y el perro, que podía hablar, dijo que estaba abandonado.
El ciervo y el burro se quedaron con el dálmata cachorro. El ciervo aprendió que “perro ladrador es poco mordedor” un refrán que él en su vida nunca lo olvidará. El dálmata cachorro tenía una familia y el ciervo y el burro eran sus hermanos. El dálmata feliz comparte la habitación con el burro y el ciervo.
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